domingo, 21 de noviembre de 2010

Un antipolillas en El Vaticano



Por primera vez un Papa ha dado un paso hacia adelante desde la férrea e inmovilista postura que la Iglesia Católica mantuvo tradicionalmente, en lo referente a las relaciones sexuales. Es un paso tímido e inseguro, como el de los andares de un enfermo de Parkinson, por lo que sorprende que fuese el actual y no su antecesor -Juan Pablo II- quien lo diese.

En un libro de conversaciones que se publicará el próximo martes Benedicto XVI declara que el uso del preservativo "podría admitirse" en algún caso: la prevención (referida al VIH) y aquellos en los que una persona se prostituya...

Por primera vez se entiende que para la Iglesia, el sexo podría interesar a temas diferentes del de la procreación en el seno de la familia cristiana. Se abrió una rendija para tres más, a los que la Iglesia no parecía querer dar su importancia y para los que únicamente preconizaba la abstinencia.
1.- El sexo como vehículo de transmisión de enfermedades
2.- El sexo como fuente de placer
3.- El sexo como medio de vida

Me ha dado por pensar en las posibles motivaciones que han podido llevar a Ratzinger a hacer estas -llamémosles- concesiones, y creo verlas en las polémicas levantadas a raíz de sus declaraciones, en marzo de 2.009, con motivo de una visita a Camerún y Angola, en las que afirmaba que "la utilización del preservativo agravaba el problema del SIDA". El número de fieles a los que congregó, en sus últimos desplazamientos, un número siempre muy inferior al vaticinio de las predicciones, puso en evidencia la impopularidad a la que le han llevado este tipo de afirmaciones.

No deja de resultar dramático el que fuese necesario alcanzar la cifra de 27 millones de infectados, solo en África y por el virus del SIDA, para levantar esta leve sospecha de duda.

De cualquier modo: no soy demasiado optimista respecto de tales declaraciones. Seguro estoy de que ahora lloverán desmentidos, intentos de matizaciones y demás florituras retóricas que dejarán las cosas tal y como estaban, si no peor... Pero en fin, pensemos que "menos da una piedra", en su relación con el origen etimológico del nombre del padre de la Iglesia...


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