sábado, 26 de noviembre de 2011

Comunicando

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Los problemas de comunicación en la consulta son de muy diversa índole y exigen concentración y un entrenamiento especial: con frecuencia pueden llegar a constituir una fuente de errores en la interpretación del mensaje, del diagnóstico, o a la hora de dispensar algún tratamiento.

1/ Por un lado estarían las personas de edades avanzadas que, por sus circunstancias, apenas comunican nada: la dificultad para el médico de atención primaria es elevada, en estos casos en los que partimos de la escasez de medios que caracteriza a nuestra actuación.

2/ Particularmente frecuentes son los problemas de audición, sobre todo y también en personas añosas: son casos en los que, además de no entender nada, te dejas la voz...

3/ La llegada masiva de extranjeros a nuestro país añadió alguna leña a este fuego: a los lógicos problemas con el idioma tendríamos que añadir sus diferentes concepciones de la medicina o del modo enfermar. Frases como "me escuece el cuello cada vez que voy al baño" son capaces de dejarte a cuadros...

4/ La inadecuada dinámica de pareja puede llegar a constituir también un serio problema de comunicación. Son esos dúos: madre-hijo, marido-mujer, etc... que nunca están de acuerdo en nada y que llevan sus desavenencias hasta a la consulta del médico... En el ejemplo que sigue deben imaginarse al facultativo como si del espectador de un partido de tenis se tratase: mirando aquí y allá sin dar crédito...
-. Verá Doctor, me duele muchísimo esta cadera cuando ando un rato
-. Pero si tú no andas nunca, bandarra, ¡Qué dices!
-. ¡Que síiiii, tú cállate!
-. Además, el otro día decías que lo que te dolía era el hombro, ¡A ver si te aclaras! 
-. ¡Pero la cadera también!
-. ¡¡Eso te pasa por haberte liado con la coja esa!!

5/ Por último están los problemas derivados del desconocimiento que, aunque se van resolviendo a medida que incrementamos la cultura sanitaria de la población general, no es menos cierto que aún nos queda un largo recorrido por andar, en este sentido... 
a - Los más habituales son aquellos que no te ayudan nada: 
-. ¿Cómo se llaman sus pastillas para el estómago?
-. ¡Ah, no sé! ¡Ahí estarán!
b - Pero también están aquellos con ánimo de ayudar, aunque sin éxito:
-. Son unas pastillas amarillas, pequeñas, que vienen en una caja que no es grande, aunque tampoco pequeña, con letras negras... Y añaden un "Sabe Usted?", como para darle mayor énfasis al asunto...
c - Los más difíciles, aunque afortunadamente son también los que menos vemos, son aquellos que pretendiendo ayudar desayudan, como en éste caso que atendí ayer:
-. Verá Ud. Dostó: me duelen musho las vocal, y todas las mañanas me levanto sinfónica... Podrá Ud. recetarme después el Palé y el Leucudrofeno? (Por "Pariet" y por "Ibuprofeno")
-. ¿Mandeeeee?



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