miércoles, 13 de febrero de 2013

Como pollo sin cabeza...




Cada vez veo más fallas en nuestro sistema, y es que cuando no se trataron las grietas, acaban convergiendo y formando marcados surcos. No son frutos del momento o de las circunstancias, no: ya estaban ahí, lo que ocurre es que la crisis y el empeño de acometer recortes en la dirección equivocada, acaban siendo combustible para sus fatídicas hogueras.

Ayer (febrero de 2013) atendí a un paciente en situación de baja laboral desde hace meses y por protrusiones lumbares, al que su mutua había realizado varias Resonancias Magnéticas que... ¡no serían vistas por su Traumatólogo hasta el mes de diciembre de 2013!

También y durante esta misma semana pude ver un dolor abdominal de cierta intensidad, pendiente de una ecografía para la que tenía fijada cita... ¡a mediados del lejano mes de mayo!

Uno se pregunta como pueden carecer de soluciones que no pasen por los recortes, en tales condiciones... Nuestra Sanidad se encamina hacia, pareciéndose cada día más a una Beneficencia, en la que aguardan pacientemente aquellos que no tienen los medios para buscar soluciones más rápidas; el problema es que en nuestro país y en circunstancias como las que soportamos actualmente, "los que no pueden" constituyen amplísima mayoría.

Y hablemos también de aquellos que "vienen sin venir al médico", porque la actual explotación les impide dejar el trabajo con la lógica tranquilidad con la que debería poder hacerlo un enfermo, y es que "ya sabe Ud. como están las cosas..."

Cada día escucho con más frecuencia frases como las que siguen:
-. No, María es mi hija, el otro día se hizo una analítica y yo vengo a por los resultados, porque ella está trabajando... ¿sabe Ud.?...
-. Es que mi hijo no puede venir, por el trabajo: a ver si me puede Ud. mandar alguna cosa para él, que tiene mucha tos y algo de fiebre...
O cosas de un mayor calado como:
-. A mi nieta le ha salido un bulto en el cuello, me ha dicho que se lo comente...



1 comentario:

  1. Triste realidad! realidad que indigna, realidad que duele, como una enfermedad crónica y de díficil solución. La terapia existe pero se aplicará tarde cuando todos estemos contaminados...!

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