sábado, 28 de septiembre de 2013

¡Monur... olé!



Quizá muchos lectores ya conozcan el Monurol (Fosfomicina): un antibiótico que se presenta en sobres monodosis (sólo uno o dos sobres por envase y tratamiento), al que los médicos solemos recurrir para solucionar las desagradables cistitis en un tiempo récord.

Quizá alguno aún no sepa que la Fosfomicina, el producto probablemente más usado contra las infecciones del tracto urinario en nuestro país, así como en muchos otros, ES EL ÚNICO ANTIBIÓTICO GENUINAMENTE ESPAÑOL.

Se lo debemos al meritorio equipo de CEPA (Compañía Española de Penicilina y Antibióticos), quien por aquél entonces llevaba más de 10 años trabajando duro y sin resultados aparentes. Habían analizado sin éxito unas 500.000 muestras de suelo de diferentes lugares del país. Pero en 1966 el médico Sebastián Hernández, del equipo investigador del Dr. D. Justo Martínez Mata, regresó de un viaje con una muestra recogida junto a la carretera de Javea a Gata (Alicante), en la que se aislaron ejemplares de Streptomyces Fradiae, un hongo del que tras años de investigación pudo aislarse el antibiótico del que hoy hablamos.

En todo este tiempo, es necesario decirlo muy alto y por recordar lo que tantas veces suele acabar sucediendo en nuestro país, la empresa CEPA desapareció (allá por 1975) dividida y vendida debido a la insuficiente ayuda y escasa financiación que hasta entonces había obtenido. 

Después de los años 90 y ya en manos de determinadas multinacionales extranjeras, la Fosfomicina tuvo una extraordinaria reactivación... Hoy se usa en todo el mundo y en muchos países es incluso más popular que en España.



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