domingo, 23 de noviembre de 2014

Un pintxo de relajación




Hace unos días me encontraba paseando por una calle céntrica y comercial de la ciudad de Estrasburgo, tras la parada en el tiempo que supuso la visita a su espectacular catedral.

Al poco de recibir la invitación a la introspección y a la mística, que supone asomarse a tan impresionante templo gótico, pude ver esta imágen, de las que te invitan a preocuparte acerca de la escasa calidad del mundo que construimos, un mundo en el que bien podría afirmarse, con Luis Armando Arreaza que...;

"Un trabajo sin estrés no es trabajo sino pasatiempo"
  
En la fotografía puede verse un centro de masajes con terraza a la calle y en la que recibir, al más puro estilo expreso, un micromomento de relajación o escapada a través de alguna de tantas modalidades de masaje: drenante, enérgico, californiano, shiatsu...

Sirva la reflexión que supone este post para invitarnos a pisar el freno y auditar, en la medida de lo posible, la gestión de nuestro tiempo, pues hoy más que nunca estamos confirmando el pensamiento de la tradición judeocristiana, según el cual el trabajo resultaría de un castigo divino... Algunas corrientes lingüisticas sitúan el origen etimológico de la palabra trabajo en tal fundamento y creencia, ya que según ellas:
1.- Trabajo derivaría de la palabra latina tripalium, que sería un antiguo yugo de tres palos en el que se amarraba al esclavo para azotarlo.
2.- En idéntica sintonía con el desarrollo anterior vemos que en Chile al trabajo se le conoce popularmente como "pega".
3.- En euskera al labrador se le conoce con el vocablo nekezale, que vendría a significar y por su trabajo duro en el campo: "el que siente dolor...".



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